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Tiburones: buenas noticias

Julia

 

Tiburones: buenas noticias

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  30 de marzo 2013

Tras años de preparación, finalmente cinco especies de tiburón, cuyas poblaciones se encuentran a nivel mundial en un estado crítico de supervivencia, quedaron protegidas; gracias a ello se espera su recuperación.

La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), acuerdo internacional conformado por la mayoría de los gobiernos del mundo que entró en vigor desde 1975 (México no se adhirió sino hasta 1991), tiene por objeto evitar que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres constituya una amenaza para la supervivencia de las especies. Dicho comercio asciende a miles de millones de dólares anuales, y afecta a las poblaciones de miles de especies. Debido a que el comercio traspasa las fronteras nacionales es indispensable la cooperación internacional para evitar la explotación excesiva de la biodiversidad.

Se trata de una convención vinculante en la que actualmente participan 178 países que se reúnen una vez al año en la Conferencia de las Partes (COP). Es una institución exitosa que contribuye al fortalecimiento del marco regulatorio de las naciones.

Las especies sometidas a controles por la CITES están incluidas en tres apéndices según el grado de protección que necesiten. El Apéndice I corresponde a las que están en peligro de extinción; el comercio de los especímenes de esas especies se autoriza solamente bajo circunstancias excepcionales. En el Apéndice II se incluyen especies cuyas poblaciones están severamente afectadas, aunque aún no en peligro de extinción; en este caso su comercio debe ser controlado para evitar la sobreexplotación y garantizar la supervivencia de las poblaciones.

En cada COP, los Estados miembros presentan propuestas de inclusión de especies en un apéndice u otro, apoyadas en evidencia científica. A diferencia de otras convenciones multilaterales en las que los acuerdos se adoptan por consenso, en la CITES las propuestas se aprueban con el voto de dos terceras partes de los participantes.

Durante la celebración de la COP 16 en Bangkok (3 y 14 de marzo) se propusieron cinco especies de tiburones para ser incluidas en el Apéndice II: tiburón puntas blancas (propuesta de Brasil, Colombia, EU), tres especies de tiburón martillo (propuesta de Brasil, Colombia, Costa Rica, la Unión Europea, Ecuador, Honduras y México) y tiburón sardinero (propuesta de la Unión Europea). Fueron largas horas de debate en reuniones acaloradas en donde se expresaron posiciones muy antagónicas; finalmente, las propuestas fueron aprobadas con un escaso margen de votación. Varios países, entre ellos China y Japón, fueron opositores muy beligerantes a la iniciativa y presionaron mucho para su eliminación. Afortunadamente, la delegación de México, cuyas posiciones en un inicio estaban divididas, cerró filas en el último momento y votó a favor de la iniciativa. Esta posición fue crucial y contribuyó a que todo el bloque latinoamericano actuara unificadamente. Si el voto mexicano no hubiera sido a favor, posiblemente no se habrían alcanzado las dos terceras partes de los votos.

Las poblaciones de tiburones están severamente dañadas por la sobreexplotación pesquera; son utilizadas para el consumo de carne y la extracción de aceite de hígado, pero sobre todo para la elaboración de sopa de aleta de tiburón, altamente demandada por millones de habitantes principalmente asiáticos. Además, se consumen otros productos, resultado de los mitos y la ignorancia, a los que se les atribuyen propiedades curativas y sexuales. Al ser estas especies la cúspide de la cadena trófica de los ecosistemas marinos, la disminución de las poblaciones de tiburón está provocando severos impactos en el funcionamiento de estos ecosistemas.

La inclusión de cinco especies de tiburón en el Apéndice II de la CITES constituye, sin duda, un importante avance; si bien no prohíbe la pesca de los tiburones sí obliga a regularla, a implementar acciones para la conservación de las poblaciones y sus hábitats y a monitorear y evaluar su condición.

En el caso de México esta pesquería es muy significativa y de ella dependen miles de familias. Sin embargo, la investigación sobre estas especies es muy precaria. Es necesario conocer el esfuerzo pesquero actual, adecuar la normatividad, ordenar la pesquería, desarrollar equipos y artes de pesca apropiados para garantizar la sustentabilidad, aplicar vedas en áreas afectadas y, sobre todo, vigilar y aplicar la ley. No se ayuda a las familias de pescadores que dependen de este recurso ocultando el problema de la sobreexplotación, otorgando más permisos o aumentando el área de pesca; esto sólo llevará a las pesquerías al colapso total y con ello a la pérdida del empleo y del sustento de vida. El mayor beneficio que pueden recibir los pescadores es tener una pesquería sana, bien administrada, sustentable; así durará para siempre.

Por mi parte, prefiero a los tiburones vivos, por lo que, cuando aparezca esta publicación, yo estaré buceando entre ellos.

Fuente: Hemeroteca

 

 

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