Minería produce catástrofe ecológica en Brasil

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El río Dulce destruido por un «tsunami de barro»
en el corazón de Sudamérica llega al océano

  • 22 noviembre 2015

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Uno de los mayores impactos ecológicos que haya sufrido Brasil.

Una avalancha de barro y residuos mineros que se desprendieron de un dique en Brasil este mes ha llegado al océano Atlántico, en medio de preocupaciones de que provoque una severa contaminación.

En total fueron 55 millones de metros cúbicos de lodo y desechos de mineral de hierro que se liberaron de golpe, por la rotura del dique el 5 de noviembre en el estado de Minas Gerais, sureste brasileño.

El «tsunami de barro» arrasó instantes después un pueblo próximo a la ciudad de Mariana, causando la muerte de 12 personas y la desaparición de otras 12, según el último balance de bomberos.

Desde entonces, el material marrón y viscoso que acumulaba la minera Samarco (propiedad de la brasileña Vale y la anglo-australiana BHP Billiton) alcanzó la cuenca del río Doce y avanzó por ella más de 500 kilómetros en dirección al océano.

El rio Doce, Brasil, teñido de marrón por el barro que se desprendió del dique minero en el estado de Minas Gerais.
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Marrón: el color con que el barro ha teñido el rio Doce.

Científicos consultados por BBC Mundo dicen que ese recorrido dejó en estado de agonía buena parte del río, de 853 kilómetros de extensión, acabando con flora, fauna y amenazando de extinción a especies únicas.

«Está claro para todo el mundo que en el río Doce ocurrió la mayor catástrofe ambiental de este país», admitió la ministra brasileña de Medio Ambiente, Izabella Teixeira, en el diario O Globo de este viernes.

«Bien mortal»

Aunque desconocen si los desechos mineros contenían material tóxico, los expertos sostienen que la llegada de semejante cantidad de barro al río tuvo un efecto devastador en sí misma.

El agua se hizo mucho más turbia, impidiendo el acceso de luz. Se formó una capa en el fondo del río que sofocó algas, crustáceos e insectos que forman la base de la cadena alimenticia, explican.

Un pez muerto en el rio Doce por el lodo que soltó el accidente minero en el estado de Minas Gerais. Image copyrightReuters
Image captionLos 55 millones de metros cúbicos de barro que zafaron de golpe han destruido la vida del rio Doce.

Ese lodo «es bien mortal», dice Dante Pavan, un biólogo brasileño que está en el terreno y que impulsó la formación de un grupo científico independiente para medir el impacto ambiental.

«A corto plazo, el barro está bajando y la mayoría de esa biota (conjunto de flora y fauna de la región) que está en el camino está muriendo», señala a BBC Mundo.

Ese fenómeno fue más intenso en la parte del río más cercana a donde estaba el dique, ya que el material tiende a diluirse a medida que desciende hacia el océano.

«No se puede decir qué especies van a ser extinguidas, pero la diversidad genética de las especies va a disminuir porque las poblaciones van a ser menores», afirma Pavan.

«Nadie sabía»

Francisco Mourão, un biólogo consejero de la Asociación Minera de Defensa del Ambiente, explica que los ecosistemas afectados ya sufrían desde hace décadas la acción humana.

«Es como si le dieras un golpe de gracia a esos remanentes de vida natural a lo largo del río», señala.

Un barco encallado en el rio Doce, Brasil.
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¿Podrá recuperarse el ecosistema dañado?

Y agrega que entre las especies «extremamente amenazadas» hay peces como el surubim-do-doce (Steindachneridion doceanum) que son exclusivos de ese río.

«Es un río muerto», sostuvo el célebre fotógrafo brasileño Sebastião Salgado, que ha recorrido el lugar tras la llegada del barro y busca crear un fondo multimillonario para salvar el área.

«Nunca vi tanto pez grande muerto. Como es un río nacional, de grandes dimensiones, ancho, tiene peces inmensos. Muchos ni sabía que existían. Nadie sabía», relató al diario O Globo. «Ahora que el río murió, pasamos a conocerlos».

Los expertos advierten que el impacto puede alcanzar incluso a animales terrestres cuya alimentación depende directa o indirectamente del río.

Entre ellos mencionan a reptiles, aves y hasta mamíferos como pumas o el mono araña muriqui del norte, una especie que ya estaba en peligro de extinción por la destrucción de su hábitat.

Impacto en el océano

La tragedia ha comprometido el abastecimiento de agua a unas 280.000 personas y generó además preocupación por el impacto que puede tener en el océano.

El rio Doce, Brasil, teñido de marrón por el barro que se desprendió del dique minero en el estado de Minas Gerais.
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La llegada del barro al océano Atlántico preocupa a los expertos.

En una entrevista con la BBC, Andrés Ruchi, director de la Escuela de Biología Marina en Santa Cruz, en el estado de Espirito Santo, dijo que el lodo podría tener un impacto devastador en la vida marina.

El área cerca de la desembocadura del Rio Doce es una zona de alimentación y lugar de cría para muchas especies de vida marina, incluyendo las amenazadas tortugas baula, delfines y ballenas.

«El flujo de nutrientes en toda la cadena alimentaria en la tercera parte de la región del sudeste de Brasil y la mitad del Atlántico sur se verá comprometida por un mínimo de 100 años», dijo.

Una de las preocupaciones es que debido a que el barro tiene un alto contenido en hierro y sílice se endurezca como concreto cuando se seque.

Vista aérea de la destrucción del pueblo de Bento Rodrigues, en el estado de Minas gerais, tras la avalancha de lodo que se desprendió por la ruptura de un dique minero.
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Así quedó el pueblo de Bento Rodrigues, próximo a la ciudad brasileña de Mariana, tras el paso de una avalancha de lodo por la ruptura de un dique minero.

La justicia brasileña determinó esta semana que la minera Samarco debe evitar que el lodo alcance el mar, o pagar una multa equivalente a US$2,7 millones por cada día de incumplimiento.

Una firma contratada por Samarco comenzó a instalar en la desembocadura del río Doce barreras flotantes similares a las que se usan para contener derrames de petróleo en el mar.

Bomberos trabajan en el rio Doce, tras la ruptura de un dique minero en el estado de Minas Gerais.
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Los trabajos para intentar contener los daños continúan.

Samarco también ha sido multada por el equivalente a US$67 millones y podría recibir nuevas sanciones.

Pero muchos consideran que estas penas son demasiado laxas, y están surgiendo reclamos de cambios en las leyes brasileñas contra daños ambientales, aumentando la fiscalización y las multas.

En cualquier caso, los especialistas señalan que el daño en el ecosistema del rio Doce ya está hecho y su eventual recuperación llevará mucho tiempo.

¿Cuanto? Hasta 30 años, ha dicho la propia ministra Teixeira.

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