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Revolución industrial para el siglo XXI

Llega la 3ra revolución industrial para mitigar el calentamiento global

GLOCALFILIA  ||  La Crónica de Hoy  ||  10 de enero 2016  ||  Germán González Dávila

Se reconoce a la “Primera Revolución Industrial” como ese conjunto de transformaciones tecnológicas, económicas, sociales y políticas que se desarrollaron durante la segunda mitad del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX: una transición que acabó con siglos de producción basada en la fuerza muscular de trabajo humano y de tracción animal, sustituyéndolos con la máquina de vapor y el carbón como fuente principal de energía. Ferrocarriles y grandes embarcaciones de vapor, uso de la electricidad y la aparición de motores de combustión interna durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX, se reconocen como la “Segunda Revolución Industrial”.

En la primera mitad del siglo XX y durante las dos grandes guerras, el petróleo se convirtió en la principal fuente de energía y catapultó el proceso de esta segunda revolución industrial a escala mundial. El nivel de vida continuó incrementándose y la población creció cada vez más rápidamente, apoyada con vacunas, antibióticos y mejor alimentación promedio. Todo esto posible gracias al subsidio de biomasa fósil al sistema humano.

Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XX cada vez se hizo más claro que este modelo civilizatorio de industrialización implica grandes costos sociales (desigualdad, pobreza, marginación), enormes pérdidas de recursos naturales renovables y crecientes costos ambientales. La primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre medio ambiente humano y desarrollo, en Estocolmo 1972, marca el inicio de esta nueva conciencia planetaria para Homo sapiens: UNA SOLA TIERRA. Luego, el Reporte Brundtland, en 1987, hace explícito nuestro DESTINO COMÚN y edita el paradigma del DESARROLLO SOSTENIBLE. En Río de Janeiro, 1992, la comunidad de naciones aprueba la Agenda 21 para aplicar el paradigma; se adoptan las tres grandes Convenciones sobre cambio climático, biodiversidad y combate a la desertificación. El año 2000, 189 países adoptan los Objetivos del Milenio para superar la desigualdad y resolver la pobreza. Veinte años después de la Cumbre de Río, en 2012, Río+20 reconoce que a pesar de todos los esfuerzos cada vez somos más insustentables. Y en septiembre 2015 todos los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) adoptan renovados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 2030), así como la gran aspiración del “Acuerdo de París” (COP-21) por limitar el cambio climático a cuando mucho +2 centígrados, respecto de la temperatura superficial promedio mundial de la época pre-industrial.

No queda duda que esta línea de análisis crítico va en la dirección correcta; y que la fuerza de los conocimientos científicos y de la razón ha vencido a quienes todavía ponen en duda el origen humano de esta catástrofe ambiental de escala planetaria. El problema es que las decisiones políticas y económicas apropiadas llegan con gran retraso. El mundo ha empezado a pagar los costos de los impactos adversos derivados del calentamiento global y de la sexta gran extinción de biodiversidad causada por Homo sapiens.

En este contexto de preocupación internacional, el “Acuerdo de París” anuncia el fin de un modelo de industrialización fundado en fuentes fósiles de energía, para acceder a un modelo fundado en fuentes renovables de energía. Tomará décadas lograrlo. La Unión Europea se ha posicionado como líder de esta transición. Desde marzo 2007 el Parlamento Europeo estableció las bases para la “Tercera Revolución Industrial”, con tres pilares: (1) fuentes renovables de energía; (2) nuevas tecnologías para almacenamiento durable de energía; y (3) redes eléctricas inteligentes. El documento completo, elaborado por Jeremy Rifkin, se encuentra en: www.ectp.org/documentation /Conference2007/JeremyRifkin-EnergyVisionPlanandThirdIndustrialRevolutionforEU-Spanish.pdf

Aprobada el pasado 10 de diciembre la Ley de Transición Energética por el Senado mexicano, los encargados de estas políticas en el ejecutivo federal necesitan ponerse las pilas y proceder a la altura de los tiempos: siglo XXI, tercera revolución industrial, ODS, feliz y batallador 2016…