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Calentando el ambiente

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Calentando el ambiente

Julia Carabias  ǀǀ  Reforma  ǀǀ  27 de septiembre de 2014

En el seno de la 69 Asamblea General de las Naciones Unidas el secretario general presidió, el pasado 23 de septiembre, la Cumbre sobre el Clima en la que participaron decenas de representantes de diferentes sectores, jefes de Estado, empresarios, organizaciones civiles y académicos. Se expresaron nuevos mensajes que abren una pequeña rendija de optimismo.

Esta Cumbre no fue un foro de negociación; su objetivo fue el de ir preparando las condiciones para que en 2015, en la Conferencia de las Partes 21 de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, se cumpla el acuerdo de adoptar un nuevo compromiso global que dará continuidad a la primera fase del Protocolo de Kioto, que finalizó en 2012. En la COP 20 del próximo diciembre se esperan propuestas más concretas para ir construyendo este acuerdo, tarea nada sencilla porque muchos gobiernos siguen renuentes a adquirir compromisos.

En la búsqueda de soluciones se han elaborado múltiples estudios y reportes. Uno de los más recientes, presentado en la 69 Asamblea General, es el reporte "Mejor Crecimiento, Mejor Clima: La Nueva Economía del Clima", elaborado por la Comisión Mundial sobre la Economía y el Clima.

Dicha Comisión, establecida en 2013, se apoya en siete instituciones de investigación mundialmente reconocidas, entre ellas el World Resources Institute y el Stockholm Environment Institute; está conformada por 24 personas, ex mandatarios (como el ex presidente Lagos), ex ministros de finanzas, líderes financieros, económicos, empresariales y académicos, como Nicholas Stern (coordinador del informe "Economía del cambio climático", 2006) y está presidida por el ex presidente Felipe Calderón.

Resulta interesante el enfoque del reporte en el contexto de los futuros acuerdos globales ya que plantea que los países, en todos los niveles de desarrollo, tienen la oportunidad de construir un crecimiento económico duradero al mismo tiempo que reducir los riesgos del cambio climático mediante transformaciones mayores, estructurales y tecnológicas, en la economía global. Considera que el capital necesario para estas inversiones no es una limitación y que existe un vasto potencial de innovación; sin embargo, falta la voluntad política y las políticas públicas consistentes y con credibilidad.

El reporte propone 10 líneas de acción que se resumen de manera sucinta en: integrar la variable climática en las políticas económicas; adoptar un acuerdo internacional; eliminar los subsidios a los combustibles fósiles y a los insumos agrícolas y orientar los fondos públicos a otros usos, entre ellos, a programas que beneficien a la población de menores ingresos; establecer precios predecibles de carbono como parte de las reformas fiscales y de buenas prácticas de negocios; reducir el costo y facilitar el acceso a la infraestructura de bajo consumo de carbono; triplicar la inversión para la investigación sobre energías renovables; desarrollar sistemas de transporte masivo y seguro en ciudades compactas y conectadas; detener la deforestación de los bosques naturales; restaurar 500 millones de hectáreas de tierras degradadas; acelerar la eliminación de plantas de carbón.

La adopción de este tipo de medidas, que pretenden romper el vínculo entre el crecimiento económico y el incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, encuentra en los sectores vinculados a los negocios con hidrocarburos a sus principales opositores, quienes, a su vez, presionan a los gobiernos a no aceptar acuerdos vinculantes globales.

Las medidas son drásticas y requieren una cuidadosa planeación de las políticas públicas para que sus efectos colaterales no profundicen las desigualdades sociales, ya que, por ejemplo, algunos sectores tendrán que reducir empleos, mientras que otros los aumentarán. Por ello, las transformaciones deberán ser muy coordinadas. La eliminación de subsidios a los combustibles e insumos agrícolas también puede afectar a quienes menos recursos tienen; para evitar efectos sociales negativos será necesario acoplar programas de subsidio dirigidos a estos sectores de la población, así como acelerar las medidas de adaptación a las que el reporte mencionado hace menos énfasis.

No es posible posponer un debate serio en los países, con sus parlamentos, gobierno y sociedad para llegar a 2015 con la voluntad de construir un nuevo acuerdo global. El cambio climático no va a esperar y el costo será mayor mientras más retrasemos las acciones concretas y el compromiso de todos los países.

Fuente: Hemeroteca

 

 

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