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Áreas de interés público

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Áreas de interés público

Julia Carabias Lillo  ||  Reforma  ||  21 de junio 2014

¿Por qué nos cuesta tanto a los mexicanos defender y comprometernos con el cuidado del patrimonio natural? ¿Por qué, si estamos tan orgullosos de nuestra diversidad cultural y la disfrutamos tanto en sus diferentes expresiones, no reconocemos que ésta existe gracias a la diversidad natural de México? ¿Por qué reaccionamos activamente como sociedad cuando hay atropellos en contra de los bienes creados por los humanos y vemos con indiferencia o conformismo la destrucción de los bienes naturales, patrimonio natural del país?

¿Será que no nos hemos dado cuenta de que nuestros recursos naturales constituyen la base del bienestar social, que son finitos y no renovables bajo las condiciones de explotación actual? ¿Será que no se difunde, no se asimila, no se cree la vasta información científica generada en el mundo, que demuestra de manera contundente que la interferencia de la humanidad sobre los sistemas biofísicos nos ha colocado en condiciones de alta vulnerabilidad y riesgo? ¿Se piensa que son exageraciones de los científicos y ese conocimiento no se incorpora en la toma de decisiones para el diseño y ejecución de políticas públicas de corto, mediano y largo plazo?

¿Por qué somos incapaces de reconocer que la pérdida de diversidad biológica, de suelo fértil, de agua dulce limpia disponible nos va haciendo un país cada vez más pobre y erosionado, aunque con ello se incremente la economía (y la riqueza de unos pocos)? ¿Por qué no podemos aceptar la inviabilidad de alterar todos los espacios territoriales del país y la necesidad de conservar, como nación, extensas superficies sin intervención en sitios estratégicos para mantener los ecosistemas, su biodiversidad y servicios ambientales funcionales, sanos, íntegros?

¿Cómo es que habiendo demostrado que las áreas naturales protegidas son el mejor instrumento de política pública para la preservación de los últimos refugios de nuestras riquezas naturales, estratégicas para el desarrollo nacional y el bienestar de su población e incluso espacios de seguridad nacional, que se decretan por interés público para el beneficio colectivo, no se asumen las consecuencias de su destrucción y la responsabilidad de su protección?

¿Por qué se tolera, permite y hasta se alienta a las empresas a promover proyectos de gran impacto en estos territorios tan frágiles, como son los megadesarrollos turísticos, inmobiliarios, de infraestructura portuaria, la minería, la fracturación hidráulica para extracción de gas y petróleo, entre muchos otros?

¿Cómo proceder ante las invasiones en las áreas naturales protegidas, realizadas por desesperación, sin que se conviertan en un asunto de injusticia social, de conflictos étnicos o comunitarios y de destrucción de la naturaleza? ¿Cuáles son las políticas preventivas que acompañan la protección del patrimonio natural para atender a los grupos más vulnerables y evitar así que busquen en los territorios protegidos su esperanza de vida? ¿Cómo impedir, en contraste, que prosperen las invasiones promovidas por quienes persiguen intereses políticos de clientelismo y pepena de votos o intereses económicos que benefician a quienes las impulsan usando las áreas de interés público como botín para lucrar con la pobreza?

¿Cuál es el programa para el desarrollo sustentable en las áreas prioritarias y estratégicas que protegen el patrimonio natural? ¿Cómo garantizar que quienes viven legalmente en las ANP y en sus zonas circundantes se beneficien de esta riqueza natural sin dañarla? ¿Por qué Sedesol, Sagarpa, Salud, SEP, no trabajan de la mano con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas en estos territorios de interés público? ¿Por qué el ejecutivo federal, el Congreso de la Unión y la sociedad otorgan a la Conanp más y más responsabilidades y la Secretaría de Hacienda no le dota de recursos económicos y humanos para cumplir con sus funciones?

¿Dónde, cómo y con quién se puede debatir la forma de implementar un modelo de desarrollo que, como dijo públicamente el Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas en una carta abierta al presidente de la República, "valore y dimensione nuestro capital natural como activo irremplazable, piedra angular de nuestra historia y cultura, y sustento material y espiritual de nuestro futuro como nación"?

Resulta paradójico que mientras más experiencias vive uno, las respuestas a estas preguntas se vuelven más difíciles. Lo único que me queda claro es que México debe tomar una rotunda decisión en cuanto a si se quiere o no mantener sus áreas naturales protegidas.

Fuente: Hemeroteca

 

 

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